jueves, 26 de abril de 2018

Tomaremos decisiones

          Iremos hacia el norte huyendo del calor y no podremos proteger a nuestras familias. Tendremos que sacrificarlas.
          Iremos hacia el oeste, hacia las montañas, huyendo del agua, y encontraremos a nuestro enemigo. No nos quedará más remedio que luchar.
          Iremos hacia el este, buscando el amplificador solar para destruirlo. Seremos nosotros los aniquilados.
          Deberemos tomar otras decisiones, cualquiera de las tres anteriores parecerán las lógicas. No lo serán.

miércoles, 25 de abril de 2018

Sainete


Soy un ebrio triste. Cuando le pregunto sobre ello a K siempre me dice que no, que tengo ese aire de poeta o escritor bohemio o de alguien sonado del tarro, pero que eso no me convierte en un triste, lo de ebrio no lo discute. Yo sé que lo hace por darme ánimos, pero que por mucho que se vista de seda, la tristeza triste se queda.
-No, K, lo digo en serio. Estoy triste, y ni siquiera sé porqué.
-Ya bueno, tío, y yo que sé, todos pasamos por rachas de mierda, pues ya está, mientras no valores el suicidio, porque no lo valoras, ¿no? Entonces no hay de qué preocuparse, ya llegarán tiempos mejores, que también te aviso, volverán a irse. Esto funciona así, lo sabes mejor que nadie…
-Ya tío, no sé, en fin…
Contemplo como se consume el peta en su mano mientras con disgusto y resignación asimilo su retahíla nihilista.
-Pues tienes toda la razón, tío…Oye, qué fue de Isa, hace mucho que no viene por aquí.
-No cuajó, tío. No sé, parecía que iba todo bien, pero ya sabes… el compromiso me agobia mucho, en algún punto empecé a boicotearlo todo hasta que se hartó.
-Eres un cobarde, tío.
-Oye, no te pases, cada uno lidia con su propia mierda, mis prioridades son otras ahora, tampoco ella lo hizo todo perfecto, al final se suman tantas variables que es difícil decidir quién tiene la culpa, pasó y yasta.
-Joder, anda que no estás afrancesado hoy.
- ¿Afrancesado por qué?
-Nihilismo, Sartre, me pareció una buena referencia.
-Telita, macho, cómo será pasar un día en tu cabeza, la virgen.
-Pues como pasar un día en una centrifugadora.
- Una trituradora diría yo.
- Y tú que sabrás si no estás en mi cabeza, será más fiable lo que piense yo, ¿no?
- Bueno, bueno, relaja, mijo.
-Va, perdona, K, es lo que te digo, estoy triste y de mala leche tol rato.
-Ya veo, ya. Pues no lo pagues conmigo que soy el único que últimamente te aguanta.
- Tienes razón, perdona. Un momento, a qué te refieres con eso de que eres el único que me aguanta últimamente.
-Bueno, a nada, tío, nada concreto, pero la gente no es tonta, sabes, si vas con esa cara sepia a tos laos, lo normal es que la gente se cosque y pase de ti, es muy tedioso tratar todo el rato con un amargado.
- Joder, es verdad…  qué nihilista y fino estás hoy, cabrón.
- Tío, todo lo que estoy diciendo son perogrulladas, tú también eres consciente de esto, no te estoy diciendo nada nuevo, otra cosa es que prefieras ignorarlo porque te mola estar triste, va con tu rollo bohemio.
-Y dale, también soy un alcohólico, ¿no?
-Los alcoholicos van a reuniones y tú no te mueves de este sofá ni pa’dios, y sinceramente, aquí de los dos, no eres el que más las necesitaría, quédate tranquilo. 
A todo esto: el cenicero rebosa colillas como espuma de colacao, el aire de la habitación está totalmente viciado, la ventana entreabierta del fondo no proporciona el caudal suficiente de aire para renovar el interior, no lo diseñaron demasiado bien, quizá nadie era fumador en aquel gabinete de arquitectos, o como sea que se llamen los sitios de trabajar de arquitectos. La cuestión es que, entre el humo de la habitación, mi mala hostia, y el nihilismo camusiano de K, el suicidio empieza a ser apetecible.

-J. Losada-

miércoles, 11 de abril de 2018

SINOPSIS CUENTOS IA: USO, BUEN USO Y ABUSO


        Con estos tres cuentos voy a dar tres versiones sobre la inteligencia artificial. El hilo conductor será un accidente de avión con tres protagonistas distintos, uno para cada cuento que serán personajes secundarios de los otros dos. Aunque se pueden leer por separado, al leer los tres se obtiene una imagen más completa de la historia que narro. Estoy escribiéndolos como se construye un edificio, primero he recogido datos, he escrito el esqueleto de los tres cuentos, luego he diferenciado las distintas escenas y ahora estoy rellenando los huecos. Las escenas estarán centradas en el aeropuerto, el propio avión y la zona del siniestro. Aunque tiene un toque futurista, con chips informáticos injertados en los oídos humanos y pulseras que inyectan medicación, las bases de los cuentos las he obtenido de noticias sobre inteligencia artificial en todo el mundo.
      La inteligencia artificial es un procesador de información capaz de aprender. Es decir, una inteligencia artificial necesita datos y un algoritmo que ordene esos datos. Un algoritmo es una fórmula matemática muy compleja, un programa informático, que realiza diferentes cálculos sobre una base de datos. Y es capaz de crear nuevos algoritmos basados en sus primeras deducciones para mejorar sus aproximaciones. Por ejemplo, un algoritmo de Google comprueba que música te gusta escuchar mientras usas el ordenador, y te sugiere canciones parecidas. Cuanto más tiempo pasa, más aprende y más acertados son sus consejos. O te recomienda cafeterías cerca de donde estés, si sabe que te gusta tomar un café a media mañana. O te avisa de noticias relacionadas con información que has buscado o leído en su navegador, etc. 
Con la inteligencia artificial se están tomando decisiones económicas basándose en complejos algoritmos que evalúan el mercado y recomiendan (de momento) cuales son las mejores inversiones. Sin intervención humana, ordenan el tráfico aéreo. La policía los utiliza para reconocer caras. Las empresas para recomendar sus productos. La empresa Cambridge Analytica utilizó los datos de Facebook de millones de usuarios para influir a los electores en E.E.U.U., elecciones a presidencia, y en Gran Bretaña, referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Se ha demostrado que esos algoritmos tienen prejuicios, los matemáticos dicen que basados en la estadística, los detractores hablan de prejuicios humanos programados en los algoritmos. Ya hay inteligencias artificiales que conducen coches, autobuses, trenes, drones… Se compara la actualidad con la Revolución Industrial del s. XIX por el avance que puede suponer para la humanidad.
En mis cuentos la sociedad está dividida en castas según ha decidido una inteligencia artificial programada por el gobierno, quienes son más válidos para la sociedad obtienen un estatus mejor. Suben y bajan por la escala de estatus dependiendo de sus acciones y profesiones. Un médico, un ingeniero, un directivo… son clase uno; un profesor, un enfermero, un asistente de vuelo… son clase tres, etc. Todos llevan desde su nacimiento un implante que emite y recoge información. Los identifica al entrar en el aeropuerto, lo utilizan como teléfono, puede pasar imágenes a su nervio óptico o pagar en el restaurante, sin su intervención. He creado este futuro basándome en las teorías de científicos y filósofos actuales, como por ejemplo Stephen Hawking o Yuval Noah Harari, quienes sostienen que la máquina no superará al hombre en el futuro, sino que el hombre se convertirá en máquina. Llevaremos implantes que nos proporcionarán más calidad y esperanza de vida; corrigiendo defectos como el envejecimiento celular o mejorando nuestra visión, por ejemplo.
En el primero de mis cuentos, IA: Uso, el protagonista es un ejecutivo de una empresa farmacéutica que usa la inteligencia artificial para dirigir su compañía. Basándose en los beneficios, la máquina decide a quién se le puede administrar un medicamento porque es rentable y a quién no. La inteligencia artificial le dice que debe comer. Utiliza su implante para hablar a distancia con su secretario. Para reconocer a sus compañeros de mesa y despreciarlos por insignificantes o para intentar forzar al asistente de vuelo a servirle más alcohol.
En el segundo, IA: Buen uso, la protagonista es una médica genetista preocupada por el efecto a largo plazo de ciertos medicamentos. Utiliza la inteligencia artificial para crear modelos y evaluar posibles complicaciones a nivel genético. Se informa con rapidez y precisión de los nuevos descubrimientos de sus colegas y comparte sus hallazgos de la misma manera. Después del accidente, su dispositivo le ayuda con el triaje indicándole quien está más grave y necesita su ayuda médica.
El tercer cuento, IA: Abuso, está protagonizado por un ingeniero informático que perdió su estatus por manipular datos para la empresa en que trabajaba. Su mujer, una profesora de infantil, murió por no tener derecho a una medicación de alto coste para curar su enfermedad rara. Roba la identidad de una persona con un estatus alto para poder acceder al aeropuerto. Hackea la inteligencia artificial que gobierna el avión y este se estrella. Es su manera de vengarse de la empresa farmacéutica que no le dio el medicamento a su mujer, pues el avión se dirigía a una cumbre médica y los pasajeros eran o empleados de la farmacéutica o médicos e investigadores relacionados con ella.

jueves, 15 de marzo de 2018

Lenushka -- escena nudo y desenlace

Los poros de Lenushka bramaban, las ampollas por su piel latían contra el suelo. Cogió aire y empezó a convulsionar.
-Oye, esa no va a aguantar más, sácala. - Dijo uno de los captores.
La desató y comenzó a arrastrarla tirando del brazo. Unos quejidos sonaron en el centro.
-Callaos, el próximo que haga un ruido le echo aceite por encima.
El guardia dejó a Lenushka en el suelo y le quitó el sacó. Seguía convulsionando, así q le echó agua, se agachó para evitar que se mordiera la lengua y cayó de rodillas encogiéndose mientras sostenía su entrepierna. Lenushka tomó la pistola que había caído del cinturón.
- Te voy a…– dijo el afligido en el suelo antes de ser eclipsado por un disparo.
Su rostro se contrajo unos segundos antes que su rostro deformado formara una mueca mientras la sangre brotaba empapando su camiseta. Lena se vio reflejada en el visor del traje plateado, los otros dos guardias se dieron la vuelta y sonrieron. Lenushka sostenía el arma con ambas manos, la derecha en el gatillo y la izquierda de soporte. Sus articulaciones se tensaron para evitar el siguiente retroceso. Uno de los presos comenzó a sollozar. Ella apuntó y volvió a apretar el gatillo. Pero esta vez no hubo fogonazo, el guardia seguía en pie.
-¿Ya te has desahogado? -Dijo el captor mientras se acercaba a Lenushka.
El viscoso líquido linfático salpicó su mejilla al apretar con más fuerza. El guardia colocó un pie sobre una víctima haciendo que se retorciese.
-¿No entiendes lo que es el silencio? ¿Tú también quieres una bala? –Le dijo mientras sacaba el arma y le apuntaba a la cabeza. Miró a Lenushka. –Ponte de espaldas contra el suelo o morirá.
Aquello la sacó de su trance, giró al pasillo de su izquierda e intentó correr, pero cayó de bruces contra el suelo. Unas risas resonaron antes que quedara inconsciente.
¿Estás bien? Esos locos… No te muevas, voy a curarte. Los otros… no dicen ni una palabra. ¿Qué os han hecho? –dijo una voz profunda y familiar.
Lenushka estaba adormecida, incapaz de hablar, se limitó a abrir los ojos y mirar a su bienhechor. Pero no lo reconocía. Musitó una respuesta y tosió, el hombre le acercó un vaso. Tras beber, intentó hablar de nuevo.
-Gra-gracias… -Dijo antes de quedar dormida.
Despertó. Todo el cuerpo le escocía, pero el tibio ambiente le hizo recordar que ya no estaba en el infierno. Una leve luz se deslizaba bajo, lo que supuso, era una puerta a su derecha. Poco a poco logró incorporarse, no sin sentir como las vendas tiraban limitando su movimiento y rozando levemente. Al colocar los pies en el suelo soltó un suspiro. Dio un paso antes de golpear su tíbia y oir un sonido metálico resonar.
-Perdona, ahora mismo voy. -Dijo una voz tras la puerta
Lenushka levantó el taburete por dos de sus frías patas metálicas del suelo cuando un hombre con una vela abrió la puerta.
-Veo que estás bien, temí que te hubieses desnucado. -Dijo sonriendo
Lenushka vió una pistola en su cadera así que elevó el taburete as la altura de su cabeza preparándose para atacar. El hombre colocó la vela en una repisa junto la entrada y puso sus manos abiertas delante su pecho.
-No te preocupes, aquí estás a salvo.
-Ya, por eso vas armado, ¡échate al suelo cabrón!
- ¿Quieres la pistola? Tómala. Pero no llegarás muy lejos con una bala.
El hombre siguió las instrucciones, indicó a Lenushka como abrir el cargador y efectivamente, solo había una bala. A pesar de todo, revisó la estancia contigua con arma en mano. Era una pequeña habitación con una camilla, vendas, medicamentos, latas de comida y agua. Revisó los bolsillos del tipo: una cartera con una identificación policial.
-Dime dónde estamos y como salir de aquí. -Dijo Lena apuntándole con la pistola.
-En el metro, estación Obvodny kanal. Como no tengas explosivos, lo veo difícil. – Dijo riendo.
Lena le pisoteó las costillas, el hombre no se quejó, siguió sonriendo y dijo:
-No sé porque querrías irte, te comportas como ellos.
Ella se encolerizó, apretó el gatillo. Al instante cuatro personas con el rostro tapado entraron y la inmovilizaron.
-Vaya, me parece que alguien está lista para volver arriba –Dijo una voz de mujer antes de golpearle el estómago.
-Dejadla –Dijo el hombre que para sorpresa de Lenushka se levantó del suelo sin esfuerzo ni sangre. –Aún está confusa, deberíais saber cómo se sienten los nuevos.
La soltaron, ella cayó de rodillas y trató de no estremecerse. Los guardias salieron, pero antes de salir el último dijo:
-Si hace otra tontería, le partimos las piernas. – Era la misma voz de antes.
El hombre se acercó para ayudarla, pero ella lo apartó.
-Perdona, no debí bromear, es por eso que no podrás salir. Eso y que los muy idiotas no distinguen entre balas de fogueo y reales.
Dijo que se llamaba Mijaíl, tal y como había leído en su identificación. Estuvo en la estación de autobuses durante la evacuación, abatió uno de quienes denominó: “revolucionarios con traje de amianto” pero eran demasiados y tuvo que huir. Se refugió en el centro comercial, dónde encontró una muchacha, pero mientras trataba de contactar con sus compañeros aquellos tipos aparecieron, junto con el que no se desprendía del traje, y tras torturarle le encerraron en esas habitaciones, le dieron el arma y le mandaron curar un par de heridos que decían haber visto tenido una visión.
- Finge como ellos, así no te harán nada. Cuando confíen en ti, podremos huir.
Lena seguía pensando en la historia, al fin dijo algo:
- ¿Se llamaba Aleshka la mujer?
-No lo sé, no hubo tiempo para presentaciones.
- ¿Cómo era? - insistió ella algo incrédula.
Mijaíl hizo una breve descripción bastante acertada de su prima y dijo:
-Estábamos escondidos esperando a huir, pero tras media hora aparecieron 20 más con gente maniatada. Un par trataron de huir, así que aprovechamos la distracción para escapar. -miró hacía un lado- Y llegamos al coche, solo que… No podía abandonar a esos dos y volví por ellos. Ella se quedó en el coche con las llaves. Cuando quise darme cuenta, me habían rodeado y los dos fugitivos estaban envueltos en llamas.
Lena se estremeció al recordar aquellos cuerpos carbonizados que había encontrado poco después de entrar al edificio.
- ¿Y ella dónde está? – preguntó Lenushka
-No he sabido nada de ella, supongo que huyó. Le dije que lo hiciese si no volvía. Esa gente cerró la entrada tras capturarme.
-Pensé que había muerto a manos de esos demonios. -Dijo cerrando con fuerza los puños.
-Por ahora debes fingir, los otros parecen pronto pasará todo. Llega el fin del mundo y sobreviviremos.
Lenushka arrugó la frente y dijo sin darse cuenta:
- Esa frase…
- ¿Qué ocurre? -Dijo extrañado Mijaíl
-Nada, me ha recordado unos vídeos que ponía a mi prima para ver como reaccionaba.
-Vaya, uno de mis amigos siempre decía esa frase, pensé que era suya.
-Pues como tu amigo no subiera vídeos a Youtube… Yo me reía mucho con la cara de mi prima al verlos, se lo creía todo, eran vídeos muy estúpidos. -dijo Lena mientras sonreía con cierta tristeza.
Hubo un breve silencio, el hombre ya no sonreía y tenía la mirada perdida. A Lenushka se le erizaron los pocos pelos que le quedaban.
-Disculpa, apenas he dormido. -Dijo Mijaíl tras frotarse el rostro y lanzar una fuerte respiración. -Tendrás hambre.
Le trajo una lata de carne con salsa y zanahorias, la calentó improvisadamente con la vela y se tumbó en la camilla de la otra habitación. Lenushka bebió un poco de aquella salsa amarga y espesa mientras pensaba como engañar a aquellos psicópatas. Empezó a sentir sueño, así que terminó su comida y al poco cayó dormida.
Las vendas apretaban más de lo que recordaba, apenas podía moverse. Al ver su alrededor quiso gritar, pero solo se oyó a si misma. Un cúmulo de pequeños pelos lisos llenaban su boca y le impedían abrirla o cerrarla, las costras de las muñecas y tobillos se arrancaban al intentar zafarse.
-Compañeros -Dijo una voz conocida que le hizo hervir la sangre. -El mundo irá conociendo la importancia de nuestro trabajo, muchos son los que han huido a las tinieblas y no tendrán nunca la revelación. Pero no sintáis tristeza, salvamos a otros muchos gracias al primero en tener la visión. Hoy ese gran hombre ha decidido mostrar a los iniciados como salva a esta pobre alma corrupta.
La multitud se desplazó dejando un pasillo en medio, aparecieron tres figuras vendadas, una de ellas sentada en silla de ruedas era empujada. Les seguía una figura amplía, con un mono de cuerpo entero plateado que sostenía una manguera oscura entre sus manos. Caminaron hasta enfrente, el traje ignifugo les rebasó y cuando llegó a la altura del orador, este se unió a la multitud.
El aire que entraba por las fosas nasales de Lena no llenaba sus pulmones, cerró los ojos con fuerza. Oía los pasos lentos acercarse, la sangre se deslizaba por sus manos, tenía que hacer un último esfuerzo. Abrió los ojos, apretó la mandíbula mientras seguía desgarrándose la piel por ser libre. Lanzó una mirada de odio a la multitud y por primera vez pudo ver al amo de aquellos maníacos. El ceño de Lenushka se relajó, sus ojos se abrieron un breve instante antes de que su cabeza cayera hacía bajo. Su cuerpo quedo inerte y varías personas susurraron.
- ¿Ha muerto?
- No es posible, no la ha tocado -Contestó alguien
- A no ser que fuese un demonio y haya huido de su cuerpo para no ser quemado-Sugirió una tercera voz.
La instancia quedó iluminada por tonos naranjas y rojizos, los susurros cesaron al ver el chorro de fuego. Los presentes quedaron cegados ante el cuerpo bañado en llamas, solo su verdugo pudo verla retorcerse unos instantes mientras se consumía.

miércoles, 7 de marzo de 2018

DESENLACE SENTIMIENTO DE TERROR
Los días se convertían en pesadillas, la vida se hacía insostenible, largos cortes de luz y agua, falta de alimentos , medicamentos etc.Durante las noches incesantes bombardeos . Aviones que lanzaban diferentes tipos de bombas, botellas de gas, ataques químicos, misiles que caían como lluvia torrencial con tal estruendo que Omar , horrorizado, temía que en cualquier momento se abriese una gran grieta y ser engullidos por ella.
Su casa estaba provista de un pequeño sótano con una ventana cerca del techo desde donde se divisaban las piedras, metal y polvo cada vez que caía un misil en alguna vivienda cercana, con la incertidumbre de si sus habitantes seguían con vida.
Durante los bombardeos, sus padres los abrazaban, a él y a su hermano, con el fin de darles una hipotética protección y seguridad.Una noche fatídica escuchaban como el ruido ensordecedor de los motores de un avión se iba acercando a su casa, lanzando bombas constatemente hasta que varias de ellas cayeron en su casa, tembaleándose y finalmente desplomándose. Segundos antes del derrumbe, los padres de Omar pudieron empujar a sus hijos hacia un rincón del sótano para intentar ponerlos a salvo, sin darle tiempo a ellos mismos a huir de la zona del desplome siendo enterrados bajo los escombros.
Omar corrió desesperado a ayudar a sus padres, excavando con sus pequeñas manos, trató de dar con ellos pero fué inútil y llorando desesperadamente cogió a su hermano y salió al exterior.
Afuera el paisaje era dantesco. Empezó a caminar con la esperanza de encontrar a su tío, hermano de su padre, y pedir ayuda. Caminaba desolado cuando repentinamente escuchó ruidos ,no muy lejanos, de motores que poco a poco se acercaban al lugar donde estaba Omar. Era un convoy de tanques que atravesaban la zona disparando a cualquier objetivo. Omar corrió para esconderse detrás de los restos de una casa bombardeada tratando de calmar los lloros de su hermano pequeño y pidiendo a Dios no ser descubierto. El conboy se alejó y Omar vió la posibilidad de correr hacia la casa de su tío encontrándolo  afortunadamente  vivo. Con lloros y desespareción contó a su tío lo sucedido en casa de sus padres. El tío corrió a la casa de Omar, esperanzado de encontrar a su hermano y cuñada vivos, pero lamentablemente nada se pudo hacer.
Omar fué acogido por su tío, apoyándole en todo, tratando de consolarlo sin lograrlo, pues las imágenes que Omar retenía en su mente, serían imborrables para el resto de su vida, imágenes que al mismo tiempo le daban fuerza para seguir adelante y proteger a su pequeño hermano que había quedado bajo su responsabilidad, así que su prioridad, desde aque momento, era sacar a su hermano del infierno en el que vivían.
Los días siguientes eran rutinarios, la población empezaba a adaptarse a la falta de necesidades básicas y buscaban otras opciones para seguir adelante pero el anochecer volvía a ser terrorífico, repiténdose las explosiones, derrumbes,ambulancias dirigiéndose al hospital, ya casi sin recursos, gritos, lloros y Omar angustiado abrazaba a su bebe recordando que sus padres hacían lo mismo con ellos.
Cada noche, las bajas de civiles y niños eran numerosas. Diferentes ONG y la ONU trataban de enviar ayuda , alimentos y medicamentos sobre todo, pero el gobierno confiscaba la mitad de la carga e incluso algunos encargados de distribuirla, se aprovechaban de mujeres indefensas e incluso niñas. Exigían sexo a cambio de darles algo de alimentos y medicinas, conocimiento que Omar tenía, por haberlo sufrido mujeres cercanas a su entorno
Asimismo la ONU  solicitaba del gobierno sirio  permiso para evacuar a una zona más tranquila a la población civil y el tío de Omar esperaba a que llegara la autorización  decidido a huir del pais y el infierno que estaban viviendo. Después de ser trasladados emigrarían a Turquía y desde allí, por mar a Lesbos continuando su camino hasta llegar a Alemania,esperando encontrar la ayuda necesaria para reconstruir nuevamente sus vidas.
 Había pasado tres años desde el comienzo de la guerra, Omar ya había cumplido trece, pero su mentalidad y madurez era la de un chico veinte o más años. Se preguntaba por qué Naciones Unidas no ayudaba a parar la guerra? Por qué los medios informativos callaban ante tanta atrocidad? Qué motivos o intereses tenían América y Europa para alargar el conflicto? Su tío, persona con nivel cultural, se los explicaba, sintíendo sentimientos de decepción y desengaño hacia la humanidad.
Finalmente llegó el ansioso consentimiento y Omar con sus cuatro enseres se disponía a subir el vehículo. Una vez lleno empezó el viaje y Omar por fín sintió que su infierno empezaba a quedar atrás,sabía que le esperaba dura jornadas, pues su tío le había explicado el plan, pero estaba decidido a soportar toda adversidad para conseguir su objetivo y con una nueva ilusión empezaba la primera etapa. El camino fué largo y penoso, con numerosos controles en los que el autobús tenía que parar y militares entraban dentro para pedir la documentación. En dos de ellos fueron interceptados varios viajeros obligándoles a bajar sin saber el destino que correrían.
Por fin llegaron al destino, una ciudad cerca de la frontera con Turquía. Los viajeros tenía las mismas intenciones, salir de territorio sirio y tratar de llegar a Europa, así que a la mañana siguiente emprendieron, andando el camino hasta Turquía, país que tenía las fronteras abiertas para todo refugiado sirio. Más tarde llegaron a Izmir, allí habian contactado con la mafia que se dedicaba a enviar por medio de pateras a los refugiados y después de pagar el coste, el tío de Omar y familia, provistos con chalecos salvavidas de dudosa efectividad se enbarcaron con el resto de viajeros apiñados de tal forma que apenas podían moverse.
El bote cumplió su objetivo de llegar a Europa (la isla de Lesbos en Grecia, no sin antes pasar por un momento crítico. A cuarenta metros de la costa el motor se paró y no hubo más remedio que tirarse al agua y alcanzar la orilla a nado. Omar unió una cinta de su chaleco al de su hermano y saltó al agua con el resto. Afortunadamente fueron vistos por voluntarios que trabajaban en la zona prestándoles ayuda y sacando primero a niños seguidos por los adultos proporcionánoles atención médica, ropa seca y alimentos. Pasaron varias noches en el centro de acogida hasta conseguir los papeles  para entrar en Macedonia. Hasta llegar a Alemania atravesaron Serbia, Hungria, Austria llegando finalemte al destino. Muchos trayectos fueron hechos andando y otros en autobús, pero Omar y su tío debido a su ilusión, tuvieron fuerza hasta el final  sin llegar a desfallecer.
El gobierno alemán durante un tiempo abrió sus fronteras a refugiados procedentes de la guerra siria. Fueron ingresados en centros de acogida hasta obtener la documentación, más tarde se les ofreció una vivienda, escolarización a los niños y ayuda económica. El tío de Omar era un experto en informática, con un alto nivel de inglés, por lo que no tardó en encontrar un empleo y la familia empezó a ver una nueva luz.
Omar, durante su penoso y agotador éxodo,pues en el camino se encontró con muchas dificultades,maltratos en fronteras, racismo,desprecio  sintió que había perdido su dignidad y enjuició que el mundo carecía de humanidad

8 de Marzo: día de la mujer trabajadora

Siguiendo las peticiones de la Comisión del 8M que coordina la huelga por los derechos de las mujeres, el día 8 de Marzo daré a clase ya que se recomienda que los hombres no realicen la huelga.

Para no perjudicar a aquellas que no atiendan debido a la huega, no voy a adelantar materia. Durante la sesión del día 8 realizaremos ejercicios de repaso y hablaré de algunas de mis escritoras favoritas.

Por si alguien necesita más información sobre la convocatoria os dejo el siguiente enlace:

¿Por qué la huelga feminista del 8 de marzo es diferente a todas las demás?

Un saludo.


miércoles, 28 de febrero de 2018

EPÍLOGO


–Ya estamos aquí, querida –dijo el hombre robusto mientras entraba por la puerta del jardín– ¿Te hemos hecho esperar más de la cuenta? Y, por cierto, ¿quién era ese hombre que ha salido corriendo cuando llegábamos?   
  –El primo de mi amiga Elisa. Un tipo muy raro. No ha dejado de hablar de sus enfermedades todo el tiempo. Y se fue sin despedirse, a todo correr, cuando llegabais. Parecía como si hubiera visto un fantasma.
–Supongo que ha sido por el setter– dijo su sobrina– Me estuvo contando que tenía fobia a esos perros. Y no me extraña. Me contó que una vez, siendo niño, un perro rabioso de esa raza le persiguió obligándole a refugiarse en un almacén abandonado, en el  que tuvo que pasar la noche antes de que alguien le encontrase y diese muerte al perro…
Era una chica imaginativa, y su especialidad eran las fantasías improvisadas.

jueves, 22 de febrero de 2018

Subterráneo - desenlace


Algo se movía de nuevo, fuera del espacio de su vehículo, lo que hizo volver a Julia  de la ensoñación que le había llevado a ese momento de su niñez retenido en su interior. Recuperando los sentidos, vio que hacía la puerta de salida de peatones, se acercaba una persona joven, con un grueso chaquetón con capucha. Entre los brazos el chico acariciaba, al espectro de su alucinación, un enorme y hermoso gato negro. Antes de abrir la puerta, con una leve sonrisa en su cara, el joven alzó el brazo y le hizo un gesto de saludo.


Julia aparcó el coche y apagó el motor. En unos segundos llegó la calma a su mente y a su cuerpo. Todo estaba entendido. Era un buen momento, para antes de subir a casa, tomarse una cerveza en unos de los bares de su tranquilo barrio.

jueves, 8 de febrero de 2018

Desenlace cuento de Terror

Dos días se volvieron cuatro, y luego una semana. Las costillas se curaron a su ritmo, y con la marcha del dolor llegaron las risas y los besos. Si la marca que le había dejado la bestia tardó en cicatrizar, la cazadora decidió no preocuparse. No la había hecho un animal común, y valía la pena dejarle tiempo. Pero no se lo comentó a su panadero, ni tampoco le habló del dolor de cabeza.

Empezó a ayudar en la panadería poco después, consciente de que su brazo herido no le permitiría cazar, y tampoco habló entonces de los cambios de humor. Cuando su amante la besó en el cuello y vio su sombra estremecerse, lo único que pudo esbozar fue una sonrisa triste.

-¿Subimos mañana al molino? Padre dice que se avecina tormenta.


La lluvia abrazaba el valle, consolando a las tejas de pizarra y volviéndolas grises. El viento hacía restallar el único toldo del pueblo, un pueblo perdido en el cambio de siglo cuya posada solo tendría un parroquiano en esa noche infernal.

Su abrigo había sido negro una década atrás, llevaba un rifle al hombro y, cuando bajó de las habitaciones, el posadero dejó una copa impoluta sobre la barra.

-Mala cosa, lo del hijo del panadero.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Nudo cuento de terror

Parecía un oso, eso le dijo el posadero. Fauces como el quicio de la iglesia, colmillos que brillaban a la luz de la luna y un pelaje largo e hirsuto que poco tenía que ver con la primera imagen mental de la extranjera. Ella había visto osos, sí, pero también había visitado pueblos. a nadie le gustaba que lo tomasen por loco y decir oso era mejor que decir demonio.

La puerta de la posada volvió a abrirse poco después del amanecer y por ella entró un segundo hombre, este de andares nerviosos y ojos brillantes, patillas recortadas y el aire aturullado de quién ha dormido poco. Miró a la cazadora con descuido y luego tomó luego asiento en una mesa junto a la ventana.

-Señor alcalde. -Lo saludó el posadero, y ahí ella reconoció su oportunidad.

La extranjera se levantó de la barra en que había desayunado, de nuevo impecable, eligió la silla frente al político y procuró no sonreír. El día había empezado bien.

El alcalde resultó ser aún más inquieto de lo supuesto, su voz aguda y sus palabras atropelladas.

-Hablemos de negocios.- Le había dicho ella, y con eso la conversación había tomado un buen camino. Cuando el posadero regresó a la cocina, además, se empezaron a decir verdades.

El hijo del panadero había subido al molino con la menor de sus hermanas. Había bajado ella sola, gritando y llorando, sin aliento y sin palabras. Doce horas después se celebraba un velatorio bajo la tormenta.

-Hasta ahora habían muerto solo ovejas, pero ahora… -El alcalde sacudió la cabeza, quiso decir algo y se entrecortó. Cuando volvió a hablar lo hizo entre dientes, la mandíbula tensa y la voz ronca. -El dinero no es problema si mata a a la bestia.

El dinero sería un problema, pero ella se abstuvo de mencionarlo. Le dio las gracias, tomó sus armas y emprendió el camino. El molino no tenía pérdida y el rifle de caza que llevaba colgado al hombro era toda la presentación que la extranjera iba a necesitar. Junto a ella caminaban los susurros de los locales y las miradas inquietas, compañía más que conocida. El día era tibio, una brisa rebelde jugueteando con los toldos y con el borde de su camisa. La tormenta se había marchado y en esos pueblos de montaña quizás no volviera en semanas.

Fuera como fuese, a ella no la encontraría allí.


La cazadora había esperado las marcas de garras en la puerta del molino, pero no al muchacho que esperaba junto a ella. Vestía los ojos sombríos del que acaba de sufrir una tragedia y también ropa de campo, vieja y mil veces cómoda.

-¿Habéis venido a por la bestia?

Una pregunta obvia, pero ella asintió.

-No esperaba encontrarme aquí a nadie.

Al parecer ese iba a ser el ritmo de su conversación, obviedades una tras otra. Él era panadero, hijo del panadero, y había estado en el funeral. La vida seguía, le dijo, y el mundo no iba a detenerse por una tragedia.

En el molino no quedaban marcas ni sangre, y el cuerpo había sido enterrado al amanecer. La tormenta se había llevado con ella toda pista que pudiera ayudar a identificar a la criatura, y los que la habían visto se ocultaban tras los que habían oído leyendas.

-Los lobos bajan de las montañas en invierno. -Dijo él, ella no le quitó la razón. Pero si hubiesen sido lobos no la habrían llamado a ella. Aquello era un pueblo, sus gentes conocían a sus lobos.

Ella esbozó en su libreta los zarpazos en la puerta, comprobó las balas que llevaba y que en su contrato se cubrían los gastos extras.

Él le puso la mano en la cintura, ella entrelazó sus dedos. Quizás podría quedarse un poco más.


Cuando cayó la noche y el viento se volvió helado la cazadora subió al tejado del ayuntamiento. Era uno de los pocos edificios con escalera de mano y vistas directas a la plaza, además del único que el alcalde podía cederle. La luna fue su único testigo mientras se cubría con una manta y se disponía a esperar, los cepos preparados junto a la oveja que habían sacrificado a petición suya. Por muy despejado que estuviese el cielo, esa no sería una noche tranquila.

El primer crujido que desgarró la noche fue el de garras contra piedra, un ritmo casi constante y tan débil como el viento que acariciaba las tejas. La cazadora contuvo el instinto de revisar las balas en su bolsillo. El rifle estaba cargado y las manos no le temblaban, pero se le había erizado el vello de la nuca.

Inspiró. Un chasquido, quizás una zarpa sobre los adoquines. Expiró. Un gruñido grave y sordo a sus pies, un nuevo paso.

No era un lobo ni era un oso, pero las sombras se pegaban a un manto hirsuto del color de la tinta y escondían sus zarpas. La criatuta olisqueó el aire con su hocico de zorro, gruñó de nuevo y las sombras de la plaza se congregaron junto a la oveja.

La cazadora disparó cuando las sombras lamieron la primera gota de sangre, una, dos, tres veces. La bestia  rugió y las sombras se lanzaron sobre la cabra como lobatos hambrientos, despejando la plaza y dejando reinar a la luna. Era el momento.

La siguiente bala fue de plata, directa al corazón, y la sangre en la plaza fue prueba de un trabajo bien hecho. Esa noche cobraría y al alba emprendería el camino a casa.

El crujir de las tejas fue su único aviso. Alguien con menos experiencia no habría levantado el rifle a tiempo, ella logró situarlo entre las fauces de la bestia. Apretó el gatillo una vez más, la bestia rugió y sus fauces se le cerraron sobre el brazo libre. Ella intentó no gritar. No podía retroceder, tras ella había dos pisos de caída, así que solo le quedaba una opción.

El chasquido del gatillo se oyó una vez más mientras la bestia, herida de muerte, se lanzaba al vacío. A la extranjera le faltó tiempo para agarrarse.

El dolor, limpio y puro como una hoguera entre sus costillas, vino después. Vino junto al frío, junto al particular chirrido del aire en una caída y junto a un pitido que la persiguió cuando volvió a abrir los ojos.

-El dinero no es problema. -Le diría el alcalde después, cuando fue a visitarla en la casa del panadero.

A la extranjera le explicaron lo ocurrido cuando el pitido se marchó en busca de pastos más verdes y le permitió moverse de la cama. Habían quemado el cuerpo de la bestia, le dijeron, y a ella la habían traído dos vecinos que habían observado la batalla desde sus casas. La cazadora solo se había roto dos costillas y le quedaría una cicatriz fea en el brazo, pero no iba a perderlo.

El aire olía a pan y a caramelo y el toldo que había restallado en la tormenta, quizás el único toldo del pueblo, bailaba ante de su ventana. Y cuando el panadero, hijo del panadero, subió a traerle el desayuno, la cazadora decidió que bien podía aprovechar la hospitalidad.

lunes, 5 de febrero de 2018

Subterráneo - nudo



Recorrió muy pausadamente cada metro de la primera planta, miraba de frente pero su visión se ensanchaba hacía cada lado de su coche y hacía cada hueco que quedaba entre coche y coche. Notó como se le encogía el estómago y una fuerte sequedad le subía a la garganta.

A su mente llegaban de forma veloz las imágenes de terror de malas películas vistas en los años 80. En breve la sombra convertida en un ser monstruoso, en un asesino deforme u otra figura horrenda saltaría sobre el coche con un hacha e intentaría romper los cristales para luego decapitarla. Tocaba eso, era el guion.

Julia quiso reírse, era ridículo llevar a ese extremo su miedo. Trato de respirar profundamente para calmarse con ese pensamiento. Llego al final del largo sótano y giro para descender por la rampa que le llevaba al segundo subterráneo. 

Al llegar a él, oyó una voz áspera que gritaba: — ¡ven aquí!,  ¡ven aquí!, —.

El corazón empezó a bombearle a gran velocidad. Se quedó paralizada sujetando fuertemente el volante con las dos manos, como si esa fuerza le ayudase a encontrar valor.

—¿Qué hago?—pensó. Miró hacía la puerta de salida de peatones más cercana, estaba a unos veinte pasos, pero a ella, en ese momento, le parecía mucha distancia a recorrer, había suficiente espacio para que lo que fuera esa sombra se le echara encima.

Comprobó que las puertas del coche tenían el seguro puesto, no podían entrar desde el exterior. Pero eso no le daba tranquilidad. Seguía mirando con insistencia a cada lado del coche, el peligro le podía llegar desde cualquier punto.  En uno de los giros de su cabeza vio, de nuevo, pasar veloz por delante de las luces de su coche otra sombra, ésta vez era más pequeña y amorfa, no era una figura humana, como la que le había visto en la planta de arriba. Pensó en un animal que posiblemente habría salido de las alcantarillas, un espectro de ultratumba por darle un nombre, aunque ella no sabía muy bien que era eso.

La tensión y las palpitaciones del corazón aumentaron a tal velocidad que pensó que le iba a dar un infarto.

Cogió su móvil temblando, con idea de llamar a alguien para que fuera en su ayuda, quizás a una de sus hijas que vivía cerca de allí. Al ver la luz en la pantallita se acordó que no había cobertura en el segundo subterráneo, ni para el servicio de emergencias.

Julia grito mentalmente: — ¡Socorro, mamá!—. Cómo si mentar a la madre, muerta hace muchos años, le protegiese. Una nueva  imagen vino a su mente, y esta vez no era de una película, le pareció que procedía de un sueño del pasado: una niña de cuatro años, en una nueva vivienda, de una nueva ciudad, con su nueva habitación al final de lo que para la pequeña era un largo pasillo y que incapaz de atravesarlo sola por la noche, cuando se despertaba gritaba: ¡Mamá, mamá…ven a por mí!.

domingo, 4 de febrero de 2018

El país estaba gobernado por una dictadura empezada por Hafez el Assad, padre del actual dictador, el cual obtuvo el mandato tras un golpe de estado. Tras su muerte le sucedió su hijo, un oftalmólogo educado en Inglaterra. La Comunidad Internacional e incluso el pueblo sirio se sintieron esperanzados en que sería un lider reformista y trabajaría honestamente.
No apreciándose cambio alguno e inspirados por la Primavera Árabe iniciada en Túnez, los ciudadanos sirios empezaron a manifestarse pacíficamente reivindicando un pequeño cambio en la Constitución (algo de libertad y derechos sociales).
Una mañana, en Dáraa, la aldea de Omar, situada al sur de Damasco, aparecieron unas pintadas en la plaza del centro, en las que se amenazaba al presidente con la frase "El próximo en caer serás tú".
Tras una breve y dudosa investigación, la policía militar apresó a dos jóvenes y un niño al que acusaron como ayudante de los mayores.
Fueron torturados cruelmente, con quemaduras en el cuerpo, sacándole ojos y uñas falleciendo víctimas del atroz sufrimiento. Los cadáveres fueron arrojados a la puerta de sus respectivas casas, amenazando a las familias que seguirían haciendo lo mismo, si se repitiese la acción.
El hecho fué conocido por todo el país a través de las fotos de los cadáveres enviadas por las redes sociales junto al relato de lo acaecido.
Como resultado las manifestaciones se extendieron e incrementaron multitudinariamente hasta que estalló el conflicto que más tarde se convirtió en una larga y cruenta guerra civil.
En Dáraa surgió el primer bastión de lucha por la dignidad y libertad, el cual, fué extendiéndose paulatinamente por el resto del país.
Se organizó un ejército rebelde con un arsenal financiado por Qatar y empezaron los enfrentamientos entre el régimen y la revolución, que acabaron con la paz.
Omar, con su corta edad, no podía asimilar lo que sucedía a su alrrededor. De repente vió truncada su felicidad, alegría e inociencia, apoderándose de él la incertidumbre, desasosiego, temor, inquietud...
Su vida había cambiado, su colegio, amigos, fútbol e incluso trabajo se habían interrumpido y empezaba una nueva y desconocida etapa en su vida.
Las primeras incursiones del régimen eran terrestres, por lo que la vida civil, prácticamente quedó paralizada, empezando a sufrir largos periodos de cortes en luz, agua y gas , tambien a escasear los alimentos.
La desesparación de la población se iba incrementando a lo largo de los días.
Una noche, en medio del silencio, se apreciaba un sonido lejano que poco a poco se hizo más evidente. El ejército rebelde empezó a gritar ."incursión aérea, todo soldado a sus puestos y todo civil a sus casas".
Se escuchaba el sonido de los motores de los aviones, cada vez más cerca. En casa de Omar, como en los demás hogares cundía el pánico, no sabían a qué se iban a enfrentar y aunque en las películas habían visto escenas bélicas, ahora iban a ser reales.
Cuando empezaron los bombardeos, sonidos mezclados de expolsión y derrumbamiento, Omar corrió a los brazos de sus padres sin saber exactamente el significado de lo que estaba pasando, pero aterrorizado por ello.
----Papá, ¿por qué hacen esto?
----Hijo, eres muy pequeño para entenderlo.
----Papá, trata de explicármelo.
----Esto lo produce la codicia del presidente
----¿Qúe es la codicia?
----Es un sentimiento desmedido que tiene él y sus políticos para seguir en el poder, aunque tengan que matar para conseguirlo.
Omar , sin entender muy bien el sentido de las palabras de su padre, se quedó pensativo y con su mentalidad inocente, decidió que protegería a su familia de la codicia.
El bombardeo se hacía interminable. Finalente cesaron las explosiones y el sonido de los aviones se apreciaba cada vez más lejano, reemplazándose por nuevos, lamentos, gemidos, lloros, sirenas de ambulancias etc.
Omar y su padre padre salieron a la calle y se encontraron con la primera masacre acontecida en su aldea.
Casas derrumbadas con víctimas enterradas en ellas, mujeres y niños malheridos, esperando su traslado al hospital.
Esposas llorando a sus maridos fallecidos en combate, madres llorando por sus hijos heridos o muertos, hijos llorando por sus padres que estaban sepultados bajos los escombros de sus viviendas.
Médicos, enfermeros y voluntarios, entre ellos Omar y su padre, pasaron la noche atendiendo a los necesitados.
Buscando entre los escombros, Omar y su padre , encontraron a un niño de unos cuatro años, cubierto de tierra y con algunas heridas en la cabeza, pero milagrosamente vivo. Lo más destacable del niño era su mirada, una mirada inocentemente perdida . Duirante largo tiempo fué incapaz de articular palabra.
Decidieron llevarlo a casa y cuidar de él, pues desafortunadamente, en los escombros, yacian sus padres y hermanos.Lo cuidarían hasta encontrar algún pariente que pudiese hacerse cargo de él.
Después de vivir esa primera noche dantesca , Omar entendió el significado y resultado de la codicia convirtiéndose mentalmente en un adulto